1. La criollada, situación del día a día
Estamos acostumbrados a vivir en la inseguridad, a desconfiar de lo que nos rodea, a ver injusticia tras injusticia, y sin embargo no hacer nada por evitarlo. Existen muchos factores que influencian a estos comportamientos mediocres: la educación, el gobierno, la familia, etc. Lo vemos tan seguido, que se convierte en una forma de vida común, en el que el más vivo es el triunfador. Vivimos en un lugar en el que se celebra la criollada como un orgullo nacional, donde los valores son casi inexistentes. Lamentablemente se trata de una realidad muy difícil de cambiar.
1.1. Concepto
Cuando mencionamos la palabra “criollada” lo primero que nos viene a la mente es la estafa, el engaño, en otras palabras “la ley del vivo”. Se trata en realidad de una crisis social. Un conformismo sin salida. Alfonso Holder lo define de esta manera:
Si pensásemos en una palabra que definiese de forma tajante a todos los peruanos, probablemente estaría asociada con aquella vieja tradición que cuenta que los peruanos tenemos una viveza particular. Con diferentes acepciones como vivo, pendejo, astuto, lo que se quiere decir es que el peruano posee una cualidad “especial” por sobre otros pueblos o culturas: usando un peruanismo, los peruanos somos criollos.” El decir que somos criollos, no se refiere a la casta o clase social surgida a partir de la colonia española, sino a un comportamiento o forma de vida basado en actuar bajo el propio beneficio, sin importar el impacto que tenga lo cometido en la vida de las otras personas que nos rodean. Así, el ser criollo o la criollada también se caracteriza por su carácter cortoplacista, los vivos quieren obtener resultados lo más pronto posible. (Holder Alfonso/Grupo Perú Futuro (2010). El valor de la criollada. Extraido el 27 de septiembre del 2011, desde http://perufuturo.wordpress.com/2010/11/28/el-valor-de-la-criollada/
No hace falta concentrarse en la teoría de la criollada, es decir, su definición. Es suficiente fijarse en los ejemplos que vemos a diario para comprender de qué se trata. El siguiente autor denomina este comportamiento como el modelo combi:
Si uno conduce un automóvil y quiere entrar y salir de la Plaza Bolognesi de Lima, por ejemplo, se aplica el modelo combi, ganando el espacio vacío al frente del carro. Uno sabe que el resto se acomoda a esta iniciativa. Y todos salimos vivos. (Amat y León, 2006, p. 85).
No solo se trata de un comportamiento o un estilo de vida, el efecto que causa en la sociedad es muy grave. Al final, todos aprendemos a vivir con eso, mejor dicho, a sobrevivir.
(…)Hemos tenido que cultivar alguna agresividad y perspicacia para subir y bajar del micro, ingresar al estadio, abrazar a los novios y llegar a las ventanillas. Tampoco firmamos tranquilos un contrato, ni esperamos ganar un juicio justo o que nos paguen una deuda, mucho menos que un trámite se apruebe a la primera.
(…) Al tomarse el modelo combi en hegemónico, los otros modelos van perdiendo vigencia en la vida cotidiana, lo que obliga a la gente a ajustar sus comportamientos de acuerdo con ese modelo dominante. De lo contrario, nadie llegaría a su trabajo, ni los que venden cobrarían.
Fácil presa para adoptar la cultura combi son quienes se encuentran en el modelo de sobrevivencia por la precariedad de sus recursos, la urgencia de sus necesidades primarias y la debilidad y fragmentación de sus organizaciones. Los más vulnerables son los nuevos inmigrantes a las ciudades, ya que con una básica dependencia y con el apoyo de sus familiares y paisanos logran tener un espacio de vida, el sustento diario y alguna oportunidad de empleo.
Lo más expeditivo es adecuarse y adoptar las reglas que permiten sobrevivir en la ciudad. (Amat y León, 2006, p. 90).
Los trabajos no se ganan por el esfuerzo o por el talento, sino muchas veces es gracias a la coima. Hay más interés en saber la vida privada de las vedets y los futbolistas, en lugar de querer saber algo de nuestra historia o de la economía. Se tira la basura a la calle como si nosotros mismos no viviéramos ahí. En fin, si nos pusiéramos a nombrar cada ejemplo, la lista sería muy larga.
No existe ese orgullo cultural, que en otros países abunda. Lo importado se ve como algo mejor que está hecho acá mismo. Por fortuna, este aspecto tiene mejorías lentas. Sin embargo, sigue siendo una grieta para la unión de los peruanos y la identificación con las tradiciones nacionales.
1.2. Historia
Aunque es difícil saber el inicio de este comportamiento que nos parece tan natural, hubo específicamente una época en la que se intensificó este hecho. Alrededor de los años 50, durante el Ochenio de Odría (1948-1950), comenzó una fuerte inmigración hacia Lima. Esto fue debido a que en esos tiempos se le dio más importancia a la capital del Perú que a los otros departamentos. La bonanza económica le permitió desarrollar obras públicas como la construcción del Estadio Nacional, empezó la construcción de grandes unidades escolares, hospitales, etc. Esto trajo como consecuencia que la gente de otras regiones comenzara a inmigrar a Lima, buscando una mejor condición de vida y trayendo consigo las tradiciones, costumbres y creencias de sus pueblos; obteniendo este proceso el nombre de “La cholificación”. Lima cambió su aspecto criollo a una lima más mestiza e informal, la pobreza se agudizó en las zonas urbanas marginales de la capital.
Aunque sería más fácil culpar a los gobiernos que tuvimos, estos comportamientos de inconformismo y falta de respeto al lugar en donde vivimos, es creada y realizada por los mismos ciudadanos día tras día. Compartimos muchos hábitos de quienes culpamos y criticamos.
El libro de Andrés Oppenheimer “Basta de historias” nos habla de la falta de educación que hay en los países de Latinoamérica. De ahí el origen de los dilemas que tenemos ahora. Sin embargo, parte de la ignorancia o mediocridad es pensar que nuestra educación es buena, y llegar a sentirse satisfecho con ella.
Lo cierto es que en la gran mayoría de los países de América Latina está ocurriendo todo lo contrario: las encuestas (como la Gallup, de 40000 personas en 24 países de la región, encargada por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID) muestran que los latinoamericanos están satisfechos con sus sistemas educativos. (Andrés Oppenheimer, 2010, p. 14).
El nivel de la educación del Perú es muy baja, si queremos llegar a ser un país con posibilidades de desarrollo, se tiene que invertir en escuelas y en capacitaciones para los maestros. Si el Perú mejorara la calidad de educación que ofrece, el desarrollo incrementaría en cifras abismales.
¿Y cómo hacer para comenzar a mirar al futuro? Muy fácil: observando lo que hacen los países que más éxito han tenido en reducir la pobreza y aumentar el bienestar de toda su gente, y copiando aquello que merezca ser copiado. En otras palabras, romper nuestra ceguera periférica, y mirar menos al espejo y más por la ventana. (Andrés Oppenheimer, 2010, p. 244).
2. La desvalorización peruana a lo largo de la historia.
2.1. Desde el nacimiento de la República hasta hoy en día.
El peruano a lo largo de la historia se caracterizó por ser un personaje ingenioso, audaz(..). Debido a la diversidad de influencias existentes en nuestra región como cita Luis Alberto Sánchez (2005):
El Perú es un país paradójico, donde coexisten anacrónicamente todos los estados sociales, todos los paisajes, todas las estructuras, todas las pasiones y casi todas las ideas. Que desfilen indios, blancos, cholos, zambos, mulatos (...) chinos, japoneses y que hable cada cual su idioma, que es lo importante, para reflejar de esta manera su presente y, acaso, imaginar su destino. (pg.78)
Esta diversidad aporta de manera contundente en la manera de pensar y actuar de los peruanos. Tomaron los conocimientos de cada cultura y los hicieron suyos de una manera peculiar, tomaron las sobras de los patrones para crear los platos que hoy recién valoramos como por ejemplo el rachi o los anticuchos. No solo en el ámbito culinario, se refleja en personajes tan pintorescos como Micaela, alias, la Perricholi que para evitar el matrimonio con un hombre por el que no tenía sentimiento alguno, usó su astucia, inteligencia y no menos, su belleza para salir del problema. En ambos casos que parecen tan aislados se demuestra el ingenio y la astucia de los peruanos en situaciones complicadas.
El problema es que aún así siendo ingeniosos, audaces, etc... No valoramos, es decir no reconocemos a la ciudad que nos vio nacer; ensuciamos las calles, no nos respetamos, tenemos pésimos modales. Toda esta lluvia de adjetivos se vienen dando desde hace muchos años y sin embargo parece convertirse en un dilema eterno, según José Luis Díaz (2006):
"¿Que significa ser peruano? desde mi postura, ser peruano es identificarse con tu país, valorarlo, desde lo más mínimo hasta a lo mas tácito, es cuidar nuestra nación; mantener las calles limpias y respetarnos mutuamente como peruano que somos. Sobre todo la valoración que es lo más escaso hoy en día(...)" (p.g 135).
De acuerdo con Díaz el peruano, ya sea el antiguo o el moderno posee una valoración muy escaza por la patria. Esto quiere decir que en los hogares peruanos, en las escuelas y colegios no se imparte el amor por la patria, no se enseña a los niños a amar la cultura peruana ni mucho menos a tener modales, es así que los ciudadanos extranjero al llegar al Perú se impactan con un mundo distinto al suyo y quedamos muy mal ante los ojos del mundo, es por eso que incluso somos mal vistos hasta en los chistes y ciertas frase, como cita Hugo Neira (prefacio y colofón) (2006)(p.g26):
“Hay una Feria Internacional de productos marinos, y en uno de los stands hay 2 cestos de cangrejos, y de forma curiosa se acerca un comprador que le pregunta al expositor: -Porque tienes un cesto abierto y el otro tapado?-, y el pescador responde: -ah bueno es simple, en uno llevo cangrejos peruanos y en otro cangrejos chilenos, el cesto cerrado es de los cangrejos chilenos pues se saldrían ayudándose entre ellos, en cambio el cesto de cangrejos peruanos no es necesario taparlo, pues mientras un cangrejo quiere salir otro lo jala desde abajo para evitar que salga.“
La respuesta todo esto es que no nos valoramos y no valoramos a la sociedad en el sentido que atropellamos a quienes se cruzan en nuestro camino para poder llegar más rápido que ellos un claro ejemplo se muestra en las colas que se realizan en el banco o en cualquier lugar, siempre hay una o más personas que usando su viveza logran colocarse mucho más adelante que el resto, tal y como cita Neira, el peruano no se ayuda, no piensa en su gente simplemente piensa en el bien común, como vuelvo a redundar el peruano ¡no valora! En todo sentido.
2.2 El Perú, un tesoro no valorado
Es muy cierta la frase: “El Peruano está sentado en una silla de oro”, la cual resume mucho de cómo somos, no valoramos lo que tenemos y no hacemos nada por aprovecharlo, somos bastante creativos, con muy poco hacemos maravillas (…) Christopher Luís (2008); George Lowell (2008) (p.g12)
Hemos soportado crisis espantosas, hemos salido de guerras internas con el terrorismo, podemos vivir con muy poco, pero (…) y aquí va lo malo de nosotros, tenemos todo a la mano, sin embargo no sabemos qué hacer con eso, y cuando se presenta una oportunidad para crecer o cambiar, no lo hacemos. Nos complicamos mucho cuando se trata de oportunidades, es en cierta forma el nivel de conformismo que existe. No valoramos lo que somos, hasta nos engañamos, queremos la vida fácil y el camino más corto para algo, facilismo, criollada, viveza, apuro, desorden, ignorancia, hipocresía, racismo, esas son algunas de las palabras que nos definen de mala forma.
Hasta cuando no nos daremos cuenta del gran tesoro que tenemos, nuestra historia, nuestras tierras, nuestra comida, nuestro clima, hermosos lugares para visitar; todo lo mencionado lamentablemente es descuidado por el peruano, es ensuciado y malogrado, en pocas palabras “estamos sentados en una silla de oro” y no nos damos cuenta de ello.(p.g12)
3.- Criollada, una causa peculiar de la desvalorización nacional.
3.1 Entorno de creación de los factores criollos.
La “viveza criolla” fue creada en la época colonial peruana. Guiada por los maltratos de los conquistadores hacia los pueblos andinos, en donde, menoscababan la identidad de cada poblador afligiéndolos a una dura opresión.
“El mundo nativo fue menoscabado en su autoestima por la colonización .Este era el equivalente de un bastardo, alguien no deseado y con menos derechos”.(Portocarrero,2004,p.211).
La opresión hacia la los pueblos, ocasionaron que estos pudieran tratar de “defenderse”, aquí nació el criollismo.
En su texto, Portocarrero(2004)afirma que las valorizaciones hacia nuestra patria se remota a la época colonial en cuya raíz esta el adulzamiento entre la imposición y la resistencia “criolla”.
Así la criollada se convirtió en característica principal de los pobladores.
“Los tiempos coloniales se caracterizaban por la transgresión del orden, por la “pendejada”, es decir ,por el rechazo subterráneo de un sistema legal sentido como abusivo, ilegítimo y corrupto”. (Portocarrero,1993.p.190)
3.2 Tipos de factores de la desvalorización que influyeron en la creación de nuestra “criollada”.
Uno de los factores de la desvalorización fue el deseo frustrado de conseguir la libertad, una forma de lograr algún tipo de estos deseos fue creando la “criollada”.
“Donde hay una prohibición hay un deseo”.(Freud)
El poblador peruano resignado y melancólico por algunos intentos fallidos de conseguir la libertad, imitaba los actos de su entorno social esparciendo más la nueva cultura “criolla”.
“Absorbido por la sociedad, el individuo, seguía dócilmente los impulsos de la misma y subordinaba su destino al destino del ser colectivo, sin que el sacrificio le costara; pues su destino particular no tenía a sus ojos el sentido propio”. ( Durkheim .1966.p.56-7)
Referencias Bibliográficas
Sánchez L. (2005). Valoración, Preservación del patrimonio Cultural (pg78) (1°edicion). Lima – Perú.
Díaz José Luis. (2006) 135. Educamos: El amor a lo nuestro en El valor de la identidad nacional (p.g135). Lima: San Marcos
Hugo Neira. (2006). Prefacio y colofón capítulo 3 (pg. 26)
Christopher Luis (2008); George Lowell (2008) La patria espíritu y valor (pg.12), (5ta edición) Perú.
Amat y León, C.(2006). El Perú nuestro de cada día (Pg. 85 y 95). Lima: Universidad del Pacífico Fondo Editorial.
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Oppenheimer, A. (2010). ¡Basta de historia! (pg. 14 y 244). México: Debate.
Portocarrero, G. (1993). El silencio, la queja y la acción: respuestas al sufrimiento en la cultura peruana. Lima: Red para el desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú.
Portocarrero, G. (2004). Rostros criollos del mal: cultura y transgresión en la sociedad peruana. Lima: Red para el desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú.
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